NO PERDAMOS LA FE POR UN CULPA DE UN SOLO HOMBRE



Estos últimos días en la PUCP, me parece que hay demasiado silencio entre demasiados profesores. ¿Será que nos sentimos muy seguros y tranquilos y no nos entran balas? ¿Será que hay temor entre algunos mediocres que sientan peligrar su puesto y se oculten y callen ante el problema con monseñor Cipriani?
Como no me gusta quedarme callado cuando las papas queman y como soy ingeniero de formación y para nosotros dos más dos es igual a cuatro, me atreveré a opinar lo siguiente:
1.-Debemos tener muy claro que el problema es con una persona, con monseñor Cipriani que de monse no tiene nada. Leo y escucho todas las discusiones verbales y escritas entre él y la PUCP y siempre el problema es por la herencia y por dinero. Poco se habla de la fe, ni de Dios, ni de la Iglesia. Siento que para el Cardenal, se trata de un problema legal y económico. Es obvio: somos un lindo botín para cualquiera; pero se supone que Cipriani es el representante nombrado por el Vaticano para orientarnos y guiarnos en el crecimiento de nuestra fe. Con sus actos, a mí ya me hizo perder la confianza en él y ya no podré persignarme cuando pase por mi lado, como lo hacía de niño, cuando pasaban los obispos. Yo estaba empezando a detestar a los representantes de la Iglesia debido a este problema, pero me puse a pensar con más cuidado y me di cuenta que eso no era así. Comprendí que monseñor Cipriani está haciendo todo su trabajo de pastor al revés. Nos está empujando a pelear, a odiar y esto conlleva indirectamente a debilitar nuestra fe. No creo que se dé cuenta de lo que está haciendo y me da pena por él y por la Iglesia Católica. El no es la iglesia, a pesar de que así lo crea y manifieste. El es sólo un hombre equivocado con excesivo afán de poder, que llama cojudez a los derechos humanos y que decide no atender en Ayacucho a los que le vienen a hablar de estos derechos. Y pensar que seguramente cuando era basquetbolista era un ser humano común y con los amigos que tenía no me extrañaría que se haya metido unos tronchos o que haya hecho algunas mataperradas.
En este momento en el que estoy escribiendo, lo estoy escuchando hablando en radio RPP sobre Jesús, el Espíritu Santo, que Dios es bueno y dando consejos de vida pero mi mente ya no escucha sus consejos sino que lo veo a él hablando y ya no creo en todo lo que dice. Me recuerda a una frase de Riva Agüero sobre otra persona muy acartonada y autoritaria: “Su sola presencia inspira oposición”.
Con sus formas de actuar ¿No es cierto que contribuye a hacerme perder fe? No, no puede ser. Prometo no confundir más a la Iglesia con Cipriani y prometo jamás volverlo a escuchar… a no ser que él mismo venga a la PUCP y nos aclare las cosas. Miedo no debe tener a profesores y alumnos, quizás a la prensa sí.
2.- En lo que sí he perdido totalmente la fe es en la justicia peruana (en letras chicas). Quizás solo los profesores que enseñan Derecho y los alumnos de esa especialidad todavía la tengan, pero yo no. Sospecho que el tribunal constitucional tiene personas al servicio de Alan. Quizás otros estén al servicio del cardenal y puede que haya algún decente por ahí, pero que son humanos lo son, que sean corruptos también lo pueden ser. Están allí para dar fallos y en este caso “fallaron” muy bien, tanto que hasta un ingeniero puede notar que la sentencia está acompañada de expresiones y comentarios que rivalizarían con Cantinflas en una de sus comedias. ¿Cómo pueden decidir cosas que no les competen? ¿Cómo pueden incluir expresiones y comentarios que parecen dictados por los abogados del cardenal? Con razón pelearon por excluir al Doctor Landa del proceso porque era profesor de la PUCP. Con mayor motivo, no debieron quedar excluidos del proceso todos los miembros del tribunal que eran confesionalmente Católicos?
3.- Ojalá que la hipocresía del cardenal no contamine nuestra universidad. No leo ni escucho que los profesores nos manifestemos, ya sea a favor o en contra del cardenal. Creo que incluso algunos tienen temor de hablar sobre el tema. Cuando el rector habla, muchos callan. Otros acuden a los llamados sólo para que les pasen lista y alguno habla mal cuando todo termina.
4.- También estamos cometiendo errores de comunicación. No podemos poner cosas que no son verdad absoluta, como sucedió con el anterior crucigrama de Punto Edu, donde una pregunta dice QUIERE TOMAR LA PUCP y abajo la foto de Cipriani. ¿El cardenal ha hecho públicamente esta afirmación? Es verdad porque lo dice Punto Edu? Si el propio Cipriani lo niega, será un mentiroso? Seamos cuidadosos en el tratamiento del tema y actuemos de otras maneras. Por ejemplo, vayamos a nuestras parroquias, pero no seamos hipócritas de ir donde Cipriani hace misa. No vayamos a la Catedral cuando él dé misa. Recordemos también que este local sagrado nos fue negado cuando cumplimos 90 años. La iglesia no es Cipriani, la iglesia somos todos los católicos. Peleemos por lo que consideramos correcto y hagámoslo de manera ética. Tenemos muchos sacerdotes amigos en la PUCP y juntos con ellos peleemos contra la persona que está creando la discordia.
4.- El CAPU tiene sacerdotes jóvenes (felizmente hay varios ingenieros) que están tratando de aumentar la fe en la universidad. La falta de fe de los católicos no es culpa de la cantidad o calidad de los sacerdotes. En buena medida es culpa totalmente nuestra. La fe está dentro de cada uno de nosotros, nosotros mismo la cultivamos y no es una moda; pero a veces confundimos la cosa, dejamos que lo terrenal nos confunda y allí empiezan los problemas, como en este caso. Sería lindo que nuestros propios sacerdotes de la PUCP también se pronuncien al respecto, aunque quizás sean castigados por hacerlo, como le ocurrió al Padre Gutiérrez, orgullo de nuestra universidad.
Hasta el Opus Dei debiera estar preocupado con este cardenal que no cumple con las enseñanzas de Jesucristo. “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” ¿lo cumple el cardenal? “Paz a los hombres que aman al Señor” ¿lo practica el cardenal? Con este conflicto, más gente esta volviéndose en contra del Opus Dei
En las misas nos obligan a rogar por el alma de nuestro monseñor –con nombre y todo-, pero en esa partecita de la misa, por lo menos, debemos callarnos, no seamos tan hipócritas. Roguemos porque pronto se lo lleven al Vaticano y nos deje en paz.

Dibujo extraido de Google http://www.perupuntocom.com/modules.php?name=News&file=print&sid=14381
...y la fe ?

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