Y EL MAR LOS VENCIO



Ahora les contaré una historia de disminución de entropía o de orden, cosa imposible en el mundo natural, pero me pasó exactamente ayer en la Playa el Silencio. Cuando llegamos a la playa con mi amigo Palillo, para buscar el sol y hablar sobre meditación y de cómo el mundo va en su propia destrucción, nos dimos cuenta que habíamos elegido un lugar muy bullicioso puesto que delante de nosotros había una familia joven, de unas 8 personas -con primos y todo- que la pasaban recontra bien, gritando y hablando lo más alto que podían. Nos quedamos allí solo por curiosidad aunque nuestra primera impresión era el de alejarnos y buscar otro lugar más tranquilo y silencioso para poder hablar sobre el futuro de la sociedad actual (?).
La familia nos recordó la canción de Los No Sé Quién y Los No Sé Cuántos cuando dice:”… ceviche en bolsa y sopa en botellón...”. Bueno, el mayor de la familia, supongo que era el papá estaba tomando unas cervezas y gritaba y vociferaba como un descocido, como para que toda la playa lo escuchara, hablando groserías de alto calibre como dice mi mujer (llámese concha tu madre, huevón, hijo de puta, etc.). Quizás podíamos haberle dicho que se calle o que hable más despacio pero ellos eran 8 y nosotros 2….pero igual nos quedamos allí para ver al acto de teatro que nos llamó la atención y para ver cómo acababa la función….Obviamente el tipo hablaba en voz alta en su celular y llamaba por teléfono a toda su familia que no estaba con ellos en la playa; su hijo se bañaba tranquilamente en una piscina de plástico alquilada en la arena y su esposa tomaba el sol sin importarle nada de lo que pasaba alrededor.

El sol quemaba y decidieron entrar a bañarse, el tipo hablaba: “… yo soy como José Olaya “refiriéndose al héroe peruano que nadó kilómetros y kilómetros para llevar un mensaje en la guerra con Chile.
Se acercan él y su amigo a la playa hablando y gritando como de costumbre, el mar estaba muy tranquilo y suave como nunca, apenas unas olitas de 30 cm o menos…. se siguen acercando valientemente pero apenas el agua les llegó a los tobillos se paran indecisos, creo que se dieron cuenta que el mar los jalaba un poquito, valientemente – pero ya callados- entraron poco a poco hasta la cintura, estaban calladitos ¡¡…uno de ellos gritó: “hay un hueco!” y se quedó quieto y en silencio….luego se agacharon tímidamente y con las manos se salpicaron agua en sus pechos y un poco en sus cabezas y se salieron…..no sabían nadar.

A partir de ese momento, se tranquilizaron y no dijeron nada hasta que se fueron… el mar tranquilo los había vencido.

Foto de internet www.travel.yahoo.com

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